Casa Palacio

 

Aún se conserva la casa de los señores de Minaya. En su interior existe un patio donde quedan restos de unas columnas con arcos de lo que fue una de las galerías porticadas de un claustro. Frente a ellas se encuentra una capilla de estilo renacentista.

Construcción del siglo XVI, con detalles del pórtico de una capilla en su patio interior y unas arcadas que podrían haber formado parte de un claustro mayor que era utilizado también por el inquilino como patio de armas.

Iglesia parroquial

 

La iglesia de Santiago el Mayor es el monumento mas significativo. Con una torre fortaleza de piedra labrada a sus pies, 30 m de altura, donde sobresale la caja de la escalera de caracol adosada al exterior de forma semicilíndrica que la recorre hasta lo alto con sus numerosas troneras vigía. Iniciada a finales del siglo XV en estilo gótico rural, se concluye en el siglo XVII bajo patrón renacentista, del que son muestra sus dos portadas. Su interior consta de tres naves y combina los estilos gótico y neoclásico.

En la cúpula de su presbiterio puede observarse el escudo de los señores de Minaya flaqueado por los del Marques de Villena. En las naves laterales existen diferentes retablos con numerosas tallas. La más venerada es la de su patrón, el Beato Alonso Pacheco, misionero mártir nacido en esta villa, del que se conserva como reliquia una parte del hueso de su brazo.

De finales del siglo XV es su monumento más significativo, la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor. Su singular y esbelta torre-fortaleza, donde sobresale al exterior semicilíndrica la escalera de caracol, es una muestra del carácter militar que acompañó a algunos edificios religiosos de la geografía manchega construidos en esta turbulenta época. Su traza es un recorrido por los diferentes estilos vigentes entre los siglos XV al XVII, tiempo que duró la obra. Se inició bajo criterios góticos y se terminó bajo patrón renacentista, como se puede ver en la obra de sus dos pórticos.

Es muy venerada la imagen de su patrón el Beato Alonso Pacheco , misionero jesuita mártir hijo de esta villa muerto en la india en 1583. Uno de los huesos de su brazo se conserva como reliquia en la iglesia parroquial. En honor a él se celebran la feria y fiestas de Minaya.

            

Beato Alonso Pacheco

 

Nació en Minaya, en el año 1551, hijo de los Ilustres Señores D. Juan Pacheco, descendiente del Marqués de Villena y de Dña. Juana de Alarcón, de los Condes de Valverde, Señores de Minaya en el Obispado de Cuenca, provincia de Albacete. Era nieto y descendiente de don Juan Fernández Pacheco.

San Francisco de Borja había fundado el Colegio de los Jesuitas en Belmonte en el año 1557, y de los primeros alumnos que se incorporan a este colegio por el año 1561 ó 1562 a estudiar gramática, es Alonso Pacheco y Alarcón, dónde sobresalió no sólo por ser descendiente de los Pacheco, sino sobre todo por su ciencia y virtud que desde su Minaya natal ya tenía almacenada.

Ya desde los estudios iniciales en el Colegio informaban de él sus superiores diciendo de Alonso Pacheco "que allí se veía madera de sacerdote y madera de santo".

Estudio en Belmonte y de ahí pasó a Villarejo de Fuentes, en dónde los Jesuitas tenían el noviciado, y en 1667 hizo su profesión religiosa. Allí, según escritos de la época "echó muy profundos cimientos en el edificio eminente de Santidad que coronó después con glorioso martirio...".

Pasó después a estudiar Teología a la Universidad de Alcalá de Henares, dando ejemplo admirable de su estudio, trabajo, silencio, modestia y humildad, caridad... querido y respetado por sus compañeros y profesores.

Toda su ilusión, todo el deseo el joven Pacheco fue marchar de misionero a Goa y a Japón, y elegido para ello por los superiores, después de despedirse de sus padres y familiares en Minaya marchó a Lisboa para embarcar con sus compañeros.

Era el año 1574, todavía sin acabar los estudios de Teología para ordenarse sacerdote. Llegó a Goa el día 6 de septiembre de 1574 y se puso a estudiar con toda intensidad y fervor y, en vísperas de Navidad del mismo año, fue ordenado sacerdote y celebró su primera misa.

Una vez ordenado sacerdote, desempeño varios cargos: Rector del Colegio de San Pablo de los Jesuitas en Goa; Secretario Particular del Padre Provincial que debía acompañarle en todas sus visitas a los diferentes puestos de Misión para conocer "in situ" la realidad y problemas de cada una de ellas.

Sabiendo sus superiores la valía intelectual y virtud del P. Pacheco, lo enviaron como embajador ante el Rey de España, Felipe II, y del Papa en Roma, Gregorio XIII, para darles cuenta e informar detalladamente de la situación de las Misiones en Goa.

Cuando volvió de su embajada, encontró en lamentable estado la Misión de Goa, dónde a unos 5 km. al sur estaba la península de Salsete, con más de 200 templos dedicados a los ídolos, por los mismos jefes políticos de religión musulmana, los bracmanes. Los mismos jefes levantaron al pueblo sencillo y se sublevaron emprendiendo una peregrinación religiosa, dirigida especialmente hacia los P. P. Misioneros.

Ya los mismos Padres habían predicho que "este jardín no produciría flores de Santidad mientras no se regara con sangre de mártires".

Los paganos de Salsete, manipulados por el odio de los bracmanes, prepararon su muerte. Y cuando los misioneros se dirigían a la aldea de Cuculino para restablecer la misión, salió a recibirlos el jefe de la aldea, y cuando se dirigían a saludarlos y a darles la bienvenida, uno de la comitiva atravesó con una lanza el pecho del P. Pacheco, que cayó de rodillas y todavía, con el cuerpo ensangrentado y la voz entrecortada, se le pudo oír:

" Tú, Señor, sufriste otro golpe de lanza. Perdona a estos ignorantes..."

Y al momento recibió otra lanzada en la garganta... y su alma subió al Cielo.

Tenía 33 años. Era lunes, 15 de julio de 1583.

El Papa León XII lo beatificó con sus otros cuatro compañeros mártires. Su fiesta, llena de júbilo y gratitud a sus paisanos, se celebra en Minaya el 7 de septiembre con toda solemnidad y fervor.

Ayuntamiento

 

Cercano al templo se encuentra el Ayuntamiento, construcción modernista de principio del siglo XX en la que se observa su espadaña con la campana que servia de aviso y convocatoria para los habitantes de esta villa.

Desde el pequeño campanario de su modernista Ayuntamiento, rompiendo con el carácter rústico de su población, Minaya contempla, fresca la memoria, el importante papel que ha ido cumpliendo a lo largo de su historia como encrucijada de caminos.

Mesón Parador

 

Famoso es este mesón parador construido a finales del siglo XVII, es una edificación de gran magnitud y amplio patio que acogía por su parte trasera a carruajes y recuas, caravanas y caminantes que circulaban por el camino real de Madrid a Cartagena. Su puerta de entrada da acceso a un amplio salón donde se combinan elementos tradicionales. Su hermosa chimenea es una estancia de una sola pieza para acoger gente dentro con una amplia bocana rematada en un cono que ejerce de tiro.

Entre sus visitantes ilustres esta Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV y madre de Carlos el hechizado; Luisa Maria Teresa de Parma, que a los catorce años vino a España para contraer matrimonio con su primo Carlos IV; también la visito Fernando VII a su regreso de Francia, una vez terminada la guerra de la independencia e Isabel II con motivo de la inauguración de la línea férrea que pasa a tres kilómetros de la población

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Cubillos

 

Sin duda ninguna, los elementos más llamativos de la arquitectura rural en piedra seca en la zona de Minaya (Albacete), son los cubillos. Construidos exclusivamente con piedras alosadas, sin ningún tipo de argamasa, su planta es circular si bien encontramos algunas excepciones que presentan planta cuadrada o rectangular, (de los 119 censados, solamente cuatro no son circulares). Su aspecto exterior es el de un tronco de cono de perfil parabólico.

La técnica constructiva no requiere excesivos conocimientos de arquitectura, solamente grandes dosis de habilidad y paciencia. Partiendo de la corona circular de la base, formada por losas embutidas en la tierra formando el cimiento, se van colocando cuidadosamente más losas ayudándose con piedras más pequeñas para que aquéllas queden perfectamente encajadas. Tras construir una pared circular - vertical de cierta altura, poco a poco se va estrechando la circunferencia hasta llegar a la cúspide, donde se coloca una gran losa, cuyo peso comprime toda la estructura y permite que esta se mantenga en pie. Algunos cubillos se encuentran enlucidos interior o exteriormente con una capa de barro o mortero, pero no debemos pensar que se trata de un elemento de fijación de las losas, sino que su finalidad es evitar el paso del viento.

Las dimensiones de los cubillos son muy variables: el diámetro interior oscila desde 1,10 hasta 4,70 metros. La altura desde 1,60 hasta 7,60 metros. Y el grosor del muro desde 40 a 145 centímetros. En algunos ejemplares, estas dimensiones se ven sobrepasadas.

La entrada se orienta generalmente hacia el sur con el fin de aprovechar la máxima intensidad de luz dentro del cubillo. Su altura oscila desde los 90 centímetros hasta los 2 metros, y su anchura desde los 35 hasta los 90 centímetros. Las dimensiones de la entrada en alguno de los cubillos se debe a la necesidad de meter en ellos animales de labor; asnos y mulas de media alzada.

El dintel de la entrada lo construían con grandes losas. Unas veces una gran losa colocada horizontalmente, otras veces dos losas colocadas en forma de "V" invertida, y en otras ocasiones colocaban varias losas más pequeñas encajadas en forma de arco de medio punto.

Muchos de los cubillos disponen de elementos internos que facilitan la habitabilidad de los mismos: alacenas, asientos de piedra, fogones con chimenea, perchas de palo, ventanillos etc. En otros podemos encontrar pesebres que permiten la estancia de animales de labor. Esto no quiere decir que aquellos cubillos que no dispusieran de pesebre no eran aptos para albergar a los citados animales, ya que en estos casos se les ponía la comida en sarrietas (recipiente hecho de esparto) colgadas en las perchas de palo.

En otros cubillos se pueden apreciar elementos exteriores, todos ellos construidos en piedra, como contramuros para reforzar la construcción, rampa para acceder a la parte superior, pasillo en la entrada para protegerla del viento, pequeño corral para animales domésticos, etc.

Los primeros documentos que hablan de la existencia de cubillos en los campos de Minaya, datan de los primeros años del siglo XVIII. Al menos desde entonces han estado poblando nuestros campos, prestando un gran servicio en las labores de agricultura y ganadería. En la actualidad, como consecuencia de la gran transformación que ha experimentado el mundo rural, han dejado de ser útiles. Es ahora cuando tenemos que poner todos los medios a nuestro alcance para que esa falta de uso no dé lugar a su desaparición.

Durante la década de los 90, la Asociación Cultural Az-Za-Farán de Minaya llevó a cabo un censo de todos los cubillos de la zona. En total contabilizaron 119 cubillos además de otras construcciones en piedra seca como chozas, abrigos, hitos, lindes y majanos. De cada una de estas construcciones se elaboró una ficha técnica con datos como localización geográfica, orientación, dimensiones, etc, y se tomaron unas 800 fotografía.

Con todo este material se publicó el libro "Arquitectura rural en la Mancha albaceteño-conquense", donde se recogen todos los datos de interés de la totalidad de estas construcciones en la zona de Minaya y fotografías de los más llamativos. Además se diseñaron cuatro rutas, incluidas en el libro con todo detalle, a través de las cuales se pueden visitar cómodamente los cubillos más interesantes.

Para cualquier interesado en hacer alguna de las rutas, basta con dejarse guiar por las propuestas indicadas en el citado libro o con contactar con algún componente de Az-Za-Farán; bien directamente o a través del Ayuntamiento de Minaya.

 

     

El molino

 

 

Construido a mediados del siglo XX es símbolo de la llanura manchega y del cultivo del cereal en esta zona.Representa también el ingenio de Cervantes y su obra el Quijote, dentro de la cual en su segunda parte, sitúa en las cercanías de Minaya el pasaje de los Leones que cuenta las peripecias de don Quijote ante los leones que iban camino de la Corte.